Alzheimer
Médicos
griegos y romanos asociaron a la vejez con la demencia. Solo hasta 1901 el
psiquiatra alemán Alois Alzheimer identificó el primer caso de lo que se conoce
hoy como enfermedad de Alzheimer, en una mujer de cincuenta años de edad, a
quien llamó «Auguste D». El investigador hizo seguimiento de su paciente hasta
su muerte en 1906, momento en que por primera vez reportó el caso públicamente.
Tras
la muerte de la mujer, Alzheimer le examinó el cerebro al microscopio. Anotó
las alteraciones de las "neurofibrillas", elementos del citoesqueleto
teñidos con una solución de plata.
La
preparación de plata de Bielchowsky mostró cambios muy característicos de las
neurofibrillas.
La
enfermedad de Alzheimer se caracteriza por la pérdida de neuronas y sinapsis en
la corteza cerebral y en ciertas regiones subcorticales. Esta pérdida resulta
en una atrofia de las regiones afectadas, incluyendo una degeneración en el
lóbulo temporal y parietal y partes de la corteza frontal y la circunvolución
cingulada.
Las
placas son depósitos densos, insolubles, de la proteína beta-amiloide y de
material celular que se localizan fuera y alrededor de las neuronas. Estas
continúan creciendo hasta formar fibras entretejidas dentro de la célula
nerviosa, los llamados ovillos. Es probable que muchos individuos, en su vejez,
desarrollen estas placas y ovillos como parte del proceso normal de
envejecimiento, sin embargo, los pacientes con Alzheimer tienen un mayor número
en lugares específicos del cerebro como el lóbulo temporal.
La
enfermedad de Alzheimer se ha definido como una enfermedad que desdobla
proteínas o proteopatía, debido a la acumulación de proteínas Aβ y tau,
anormalmente dobladas, en el cerebro. La enfermedad de Alzheimer se considera
también una tauopatía, debido a la agregación anormal de la proteína tau.